Siempre le he tenido una especial manía a las manifestaciones religiosas. Me recuerdan que hemos vivido siglos de oscurantismo, con una perfecpción totalmente inamovible de las cosas, supersticiones que nos llevaban a creer que el sol era un Dios y cosas por el estilo, que un borrico sobre un pedestal nos concedería todos nuestros deseos y cosas por el estilo.
Ayer aquí en mi ciudad, todos los niños iban con sus palmas a ver desfilar ese borrico, y sentí entre ganas de maldecir y rabia ante la superstición que todo eso implica, y sobre todo ante esa perpetuidad de la superstición, que los padres pasan a los hijos, y los abuelos a los nietos (sobre todo). Todo envuelto en una irracionalidad que me llega a desesperar.
Pero hete aquí que me encuentro de repente con la anotación anteriormente citada...y eso me hizo pensar en una cosa, en algo que me ocurre todos los días...en mi propia religión (sorprendente, para mi el primero, lo se). Creo que lo mejor que puedo hacer es reproducir una parte de mi comentario en ese post, y esperar que todo quede claro.
Por cierto, estamos en Semana Santa y no creo que postee mucho estos días. Si no nos leemos ni nos vemos antes...espero que lo hagamos después...y que las disfrute todo el mundo como se merecen :) Y cuidado en esas carreteras, muuuucho cuidado.
"Yo no puedo escribir aqui una crítica, porque en parte sí entiendo lo que relatas en tu entrada. Me he dado cuenta (bueno, ya lo sabia, claro, pero he "visto la relacion") cuando has escrito sobre lo mucho que te maravillan estas personas que "creen" en algo. Yo soy uno de ellos. También me declaro agnóstico en lo que a la religión se refiere, básicamente porque tengo la mía propia. En esa religión, casi todos los días, hablo conmigo mismo, entro en contacto con mi "yo interior", encuento la paz que el resto del día me suele negar, busco, me pregunto y me contesto. Asimismo, esta "religión" está más entroncada de lo que parece con todas estas expresiones católicas y fervorosas de las que hablas en tu entrada. Hay ritos, como levantarse a una determinada hora el día "del espectáculo", desayunar de una determinada manera, pensar y reflexionar sobre cuales serán los pasos a dar...También hay una expresión en forma de espectáculo para las masas. La gente nos mira, nos sonrien, nos dan ánimos, nos aplauden. El dia señalado se convierte en un dia de fiesta. Para todos. Para los que participamos y para los que nos vienen a mirar, a animarnos, a darnos ese pequeño o gran empujon que nos ayuda a llegar a la meta.
Correr es mi religión. Es en lo que creo. Conozco personas que ha superado grandes baches en su vida, que han dejado de llorar, que han vuelto a sentirse seguros, queridos, que han vuelto a levantar la cabeza y a caminar con orgullo gracias a esta cosa aparentemente tonta de poner un pié despues del otro y trotar. He visto a personas que definiríamos como aparentemente seguras, incluso intimidatorias, en la vida normal, llorar al cruzar la meta, agacharse para tenderle una mano al que cree que ya no puede más y olvidarse de sus objetivos, del tiempo que pensaban hacer o cualquiero otra cuestión solamente para ayudar a ese desconocido a cruzar la meta, a dar sus últimos pasos, a darle nuevas fuerzas. Si eso no es piedad verdadera, yo no sé lo que es. Es difícil de explicar para el que no lo vive, y aunque a mi me cuesta entender todo lo relacionado con la semana santa , con sus procesiones, con su manera de ser vivida y entendida, hoy me ha resultado un poco más fácil, puesto que, a medida que iba leyendo tu entrada, he encontrado la relación inesperada con "mi religión" (y la de muchos otros).Como decían en una película, hay que creer en algo. Puede ser Dios, el Papa, tu familia, la Tarta de Manzana o los Pinchos de Tortilla. Pero es necesario creer porque a partir de eso encontrarle (o inventarte, que para el caso es lo mismo) un sentido a lo que te rodea, y a ti mismo, resulta un poquito, solo un poquito , más fácil. "