La noticia saltaba este fin de semana, en la prensa, en la televisión....Científicos y especialistas de 40 paises reunidos en La Palma abogan por luchar contra la contaminación lumínica, luchando (literalmente) por un "cielo nocturno de calidad". Y constatan que debe ser un derecho el "poder ver las estrellas".
Noticias como estas hacen que uno aún sienta un poco de confianza en el ser humano. En general, siempre me he sentido muy cercano al espíritu que mueve la mayoría de las reivindicaciones cuando provienen de la comunidad científica. Quizás se deba en parte a la mala leche que me invade cuando leo o escucho a la parte contraria, la que se mueve por "la fe", la que viene de la otra comunidad, la religiosa, esa que basa el convencimiento de sus doctrinas en el miedo.
En cualquier caso, el derecho a poder ver las estrellas, como concepto, entraña un sentimiento casi poético, es uno de esos titulares "positivos" de los que hablaba el otro día, y siempre es agradable saber que hay quien tiene tiempo para buscar una solución a un problema, y que la solución implique algo tan bonito, tan estimulante, tan relajante como poder tirarse en un parque, asomarse a la ventana de tu casa y....ver las estrellas.
Por propia experiencia, puedo decir que contemplarlas en una noche de verano, tirado en la playa, en una isla, es algo muy parecido a sentirte a solas con el universo, mecido por la agradable combinación de sensaciones que produce el arrullo del mar, la negrura de la noche, el titilar de millones de luces....
Es como volver a casa....
Recuerdo siempre con un escalofrío un episodio de Star Trek, La Nueva Generación, que terminaba con una imagen increiblemente bella. Un chaval, un muchacho, soñando con viajar algún día en el Enterprise....Sentado en el borde de una montaña, con la espalda contra un árbol inmenso, con el cielo increiblemente estrellado sobre su cabeza, y una estrella fugaz cruzando la noche.
Ese momento, esa imagen, ese escalofrío, esa sensación...todo el mundo debería vivirlo alguna vez.
Así que me parece genial que alguien luche por recuperarlo...y convertirlo en nuestro derecho.