Las Islas Cíes son, y no me cansaré de decirlo, el Paraíso, y están al ladito de mi casa, bueno, a 45 minutos en barco, lo cual es decir aquí al lado. Si pulsáis sobre el enlace que he puesto al principio de este párrafo lo entenderéis. Hay un camping con todos los servicios, restaurantes, etc. Si algún día vais de acampada (hacedlo, de verdad, no lo dudéis), tenéis que comer en un restaurante llamado Serafín. Una maravilla.

Bueno, las fotos que hay en esa página o las que yo mismo he puesto en mi página personal de imágenes hablan por sí solas. La playa de Rodas está reconocida como una de las mejores del mundo, al mismo nivel que otras de lugares como Las Seychelles, Mauricio, etc...

Pero siempre hay un pero.

Lo más triste que recuerdo de la estancia de este año se produjo nada más llegar. Al caminar sobre la finísima arena de la playa de Rodas me encontré con ....colillas. Sí, colillas. En la isla no hay papeleras. Cuando embarcas el personal de este Parque Natural te entrega unas bolsas y te ruega que tu basura la traigas de regreso a la ciudad. Y todo el mundo lo hace. Es increible que algo tan simple funcione tan bien. Todos los visitantes guardan su basura y la traen de regreso después de su estancia.

Y, sin embargo, allí quedan las colillas , entre la arena, en los caminos, cerca de los árboles....No lo entiendo. Es algo que se me escapa. Estoy seguro de que nutridos grupos de ecologistas o defensores de la naturaleza, al lado de otros muchos que ni siquiera se paran a pensar en el detalle, no dudan en apagar sus colillas en la arena...y dejarlas allí.

Alguien se imagina llegar a uno de esos paraísos que inundan los folletos de las agencias de viajes y encontrarse en la arena...colillas? En qué cabeza cabe? Me consta que existe un sistema de limpieza en las Islas. Me consta que funciona. Me consta que las colillas se resisten, no son tan fáciles de "extraer" de una arena finísima, así que...

No me toques las narices y echa las jodidas colillas en tu bolsa de basura!!!!!

(O mejor aún, deja de fumar de una vez)

Con el cielo amenazando lluvia y un fin de semana tirando a desastroso, ¿qué mejor cosa que echarse la cámara al cuello y tirar unas cuantas fotos de mi ciudad favorita?. Creo que soy un animal de adicciones, entrenar y correr es una adicción, escribir es una adicción, mac es una adicción, mi nueva cámara y trabajar-me las fotos es una nueva adicción....o al menos, lleva camino de serlo.

Lo mejor de pasarse una tarde de domingo sacando fotografías de donde no parece que las haya es que te obliga a mantener la cabeza fría, la imaginación caliente y , más que muchas otras cosas, estimula eso que podríamos llamar "vitalidad ante lo conocido-desconocido". Esos lugares por los que uno pasea mil veces al año, y que redescubre al inclinarse ligeramente, al buscar un punto de apoyo para el pie que le permita captar la imagen de una manera más sencilla (o más difícil, o más estimulante).

Me gusta re-descubrir mi ciudad, y me gusta compartir ese re-descubrimiento, así que ahí van unas cuantas.

Va por ustedes :)

Caminando hacia el trabajo, me detengo unos pocos segundos frente al escaparate de una agencia de viajes. A estas alturas, contemplar los penosos cartelitos confeccionados en Word con las ofertas de última hora es como intentar masticar el pan reseso de más de tres días. El verano toca a su fin.

Queda el consuelo de que Septiembre está a la vuelta de la esquina, queda el consuelo de que ha sido un verano maravilloso, irrepetible y único en partes iguales. Queda el consuelo de que en Septiembre tengo planeada una mini-acampada en mis queridas Islas Cíes. Consuelo tras consuelo no apagan ni esconden el hecho de que el verano toca a su fin un año más. Mis vacaciones, sus vacaciones, las vacaciones conjuntas.

Septiembre es uno de mis meses, si no el que más, favoritos de todo el año. Creo que ya lo he comentado en alguna que otra anotación. La Rueda vuelve a Girar. Es como el comienzo de una nueva temporada en tu serie de tv favorita y, no nos engañemos, por encima de cualquier otra, mi vida es mi serie de tv favorita.

Para terminar, last but not least, os dejo con una pequeña galería (de momento) con algunas de las fotografías que he tomado con mi nueva cámara durante este mes de agosto que ya agoniza. Espero que os gusten tanto como a mi.

PD:Cómo me jode que no estés aquí....

Ayer operaron a mi gata.

Mi gata se llama Alabama, en honor al personaje de Amor a Quemarropa. Lleva ocho años a mi lado. Llegó con poco más de mes y medio, y en un principio, como todo lo que vale la pena, la relación fue difícil y complicada, llena de desconfianza y arañazos a partes iguales. Pero hemos ido creciendo juntos. Quizás es lo mejor que se pueda decir de cualquier relación.

A Alabama le han extirpado el útero por culpa de una infección. Está desconcertada. Me mira buscando una explicación que no encuentra, camina dando tumbos y no sabe muy bien a qué atenerse. Pero está mejor. Mucho mejor. Ahora tengo que revisarle los puntos, darle una pastillita todos los días y cosas por el estilo.

Mañana o pasado hablaré de lo increíbles que han sido estos días de agosto y de lo nuevo y renacido que me siento, pero antes de todo eso quería salir de este pequeño "retiro" y dedicarle unas pocas líneas a Alabama.

Alabama, que ya está un poco mejor...

De siempre he conocido a médicos (de cabecera, especialistas, etc) que no predicaban lo que se dice demasiado con el ejemplo. Ese especialista en que tus huesos y tus articulaciones se comporten como deben hacerlo, pero que se sienta de cualquier manera, con la espalda completamente curva o cosas peores. Ese tipo que te dice que debes de dejar de fumar con un cigarrillo en la mano, o que debes de controlar con el alcohol y las comidas grasas, pero al que su nariz sonrosada y su buena panza le delatan...

Lo siento, pero no puedo confiar en alguien así. Debido a mi afición al atletismo tengo constancia de docenas, de cientos de situaciones  en las que el consejo médico fue "deja de correr, no podrás volver a caminar, tendrás que dejar de entrenar durante un par de meses...". En todos los casos se equivocaron. Volvió a andar, no tuvo que dejar de correr....

Recuerdo ahora mismo una maravillosa película, Mumford, sobre un tipo que se hacía pasar por psicoanalista en una pequeña ciudad. Básicamente, era alguien que sabía escuchar, que no daba demasiados consejos, pero que hacía que los demás hablasen. Simple pero efectivo. Ya lo sé, es una película. Y...?

La verdad, la mayoría de los médicos que he conocido en mi vida, salvo un par de ellos, siempre me han parecido unos tipos desquiciados, estresadísimos, nerviosos, que se dedicaban a hacer constantemente todo aquello que le negaban a los demás. No digo que en ocasiones negárselo a los demás no esté bien. Es necesario. Pero entonces...¿qué coño de mentira me estás contando?. ¿Es que no sabes pensar más allá de lo que has aprendido en una carrera?. ¿Es que el esquema mental de síntomas y posibles variaciones más "respuesta aconsejable" es lo único que me vas a dar?

Insisto: Hay muy buena gente ahí afuera. No quiero ni pensar qué sería de este planeta sin, por ejemplo, médicos sin fronteras, y toda esa gente que hace o intenta hacerlo lo mejor posible. Buenos médicos, buenos...policías...incluso puede que algún que otro buen político....Pero a la mayoría...no me los creo.