Cuando nos preguntan a los maratonianos que cómo narices podemos tener ganar de ponernos a correr un domingo de enero a las 7 de la mañana, lloviendo a cántaros, con un frío de narices y después de haber dormido mal la noche anterior, o después de una jornada de diez hora en el trabajo, o cosas por el estilo, la mayoría nos quedamos casi siempre sin palabras. O, en todo caso, las que usamos no suelen convencer al interlocutor.
Yo, personalmente, leo revistas especializadas sobre el tema, escribo, busco canciones o leo libros que me ayuden a motivarme para salir a correr en esos momentos, ya se sabe, todo truco mental es válido. Pero esta mañana, gracias a Curioso Pero Inútil me he encontrado con algo que me hace preguntarme si no seré un quejica de mil pares por quejarme cuando me duele un poquito la rodilla o cosas por el estilo.
Básicamente, esta es la historia de un padre y un hijo, el segundo con una parálisis casi total desde el momento del parto, y de como han hecho juntos un IronMan (3,8 km de natación, 180 km de bicicleta y una maratón ). La historia completa la podéis leer en el magnífico blog antes citado. Yo os dejo el video que me ha puesto las endorfinas por las nubes. Espero que lo disfrutéis tanto como yo lo he disfrutado. Eso sí, a menos que no tengáis sangre en las venas, preparaos para sentir frío y calor y quizás echar unas lágrimas :)