Desde que empecé con este blog decidí que, a pesar de ser usuario de mac, maquero convencido, defensor a ultranza del OS X y todo lo demás, nunca escribiría un post "evangelizador" ni nada por el estilo. Es cierto que, desde que cambié a microsoft por apple soy mucho más feliz a nivel informática, y cuando se es más feliz con tu ordenador, rindes más, tus proyectos avanzan mejor, te sientes más cómodo, más suelto, pero es que...es que hay algo que es difícil de definir con palabras.
Tengo la suerte de tener un imac g5 de 20", una "pequeña" maravilla que va como una moto, que nunca, nunca, se me ha colgado, que solamente tengo que reiniciar cuando hay algún "software update" relacionado con el sistema operativo (con el resto de los programas, simplemente los instalo o desinstalo en un periquete, sin necesidad de drivers, de procesos complicados ni nada de eso). Además de todo eso, el ordenador es una bomba. Literalmente vuela. No quiero ni imaginarme como deben ser los nuevos mac con intel. Perdido casi en el olvido se encuentran los días en los que, periódicamente, tenía que reinstalar windows, aquellos pantallazos azules, los cuelgues inesperados...oh, Dios, los drivers. Cómo odiaba los drivers. Todo lo que conectabas necesitaba drivers. Aquí, simplemente lo conectas y funciona, se trate de una impresora, de una cámara...de cualquier cosa.
Desde que tengo el imac (y un ibook de 14" que uso también muy a menudo), he hecho mis pinitos creando pases de imágenes con música, los he convertido en película, he creado dvd´s con sus menús, con la música que yo elegía, he creado incluso composiciones musicales con garage band, tengo un escritorio en el que veo la Tierra en tiempo real desde el espacio, con sus nubes, sus huracanes, mi ciudad....
Y, lo mejor de todo, es que todo va como la seda. Como esos coches que se deslizan suavemente pero puedes pisar el acelerador y sentir la potencia bajo tus pies. Hay una anécdota que leí en el Blog de Pedro Aznar.
Dos amigos están charlando en el despacho de uno de ellos. El primero le está hablando de las excelencias de su nuevo portátil, un Mac de última generación (pongamos por caso un Mac Book Pro). Cuando su otro amigo le pregunta por el precio, se queda sorprendidísimo. "¡¡¡Si por ese precio me compro dos o tres portátiles en cualquier tienda de PC´s!!!". Entonces el dueño del MacBook mira por la ventana y señala hacia el parking del edificio: "¿Ese BMW que está ahí abajo es tuyo?". El amigo asiente, sin comprender la relación. "¿Y, porqué no te compraste un Ford Fiesta?".
Para mí, esa anécdota lo explica todo.
Etiquetas: apple
Muy buena anédcota, no la conocía. Dispongo de un iMac Core 2 Duo del mismo tamaño que el tuyo y estás en lo cierto: son una pasada.
A mi nadie me hace volver al mundo de los PCs, cuando veo las torres no veo ordenadores, sino que veo estufas con reloj.
Gracias por el argumento de los coches, lo usaré bastante ;)