Me encuentro en el suplemento fin de semana de cierto periódico un completo reportaje sobre una de las últimas sesiones fotográficas de Marilyn. Le habían extirpado la vesícula (creo entender), pero a ella se la ve sonriente, pletórica, linda, tierna, suave....Se me acaban los adjetivos y sé que se me quedan mil más en el teclado. Intento buscar la cicatriz y no la encuentro, aunque sé que está ahí. No la encuentro porque me pierdo en su sonrisa, en sus ojos, en su mirada, en su piel, en su ternura en blanco y negro, en sus labios, en la candidez del tiempo perdido....

De vez en cuando, la echo de menos. Sé que puedo encontrarla en mi estantería, en alguno de mis libros de cine, en internet, en casi casi cualquier parte, pero la sigo echando de menos. Con esto del dvd empecé a descubrirla no hace demasiado en versión original. Sabía desde siempre que me encantaría su voz, y fue la confirmación el escucharla. Su voz hacía compañia a su sonrisa, a esos ojos que brillaban cada vez que miraba (o no) a la cámara.

Creo que la primera película en la que nos encontramos, siendo yo muy niño, fue La tentación vive arriba. Vaya peazo de película. Quién no se enamoraría, ya no de ella, sino del conjunto? Yo me enganché. A ella primero y a Billy Wilder después, pero de Wilder hablaré otro día. Y de El Apartamento. Pero ya digo, este no es el momento de Wilder.

Busqué y visioné su carrera completa. Incluso películas mas o menos tontas. Conseguí ver Vidas Rebeldes cuando era el momento de verla, cuando yo ya sabía un poco más de cine, de como apreciarlo y de como disfrutarlo, y deseé con todas mis fuerzas que me "usara" y "abusara" de mi cómo lo hacía con Joseph Cotten en Niágara.

No recuerdo cuando me enteré que aquella mujer había muerto incluso antes de que yo naciera. Vaya jodienda, no?. Así no hay manera de crecer confiando en que las cosas saldrán bien. Bueno, tampoco han salido tan mal, pero la sigo echando de menos. Echo de menos verla con la inocencia con la que la veía siendo más crío (de lo que soy). Echo de menos más películas suyas. Echo de menos haberla visto envejecer como he visto a mi adorada Kate Hepburn o a Lauren Bacall.

Y, echándola de menos, sigo buscando esa cicatriz, pero sus ojos y su sonrisa me impiden encontrarla.