22 marzo, 2007,9:05 a. m.
Nuevas Cartas al Director


En el diario de mi ciudad se siguen quejando de las cacas de perro, mal endémico al parecer, sobre el que ya hice algún comentario en una de las primeras entradas de este blog, y que, estadísticamente, ocupa un 40% de las cartas anuales al director. Creo que se le puede llamar ya "plaga", con todas las de la ley. No entiendo como la gente sale a manifestarse a la calle "para que Navarra siga siendo Navarra" ( como si se fuera a transformar en Sebastopol de un día para otro) y no hay ninguna manifestación para eliminar las cacas de perro de las calles. Al fin y al cabo, como la pises de refilón, el costalazo puede ser de aupa, y ya no te digo si eres un pobre crío jugando y caes de bruces (sí, lo sé, es algo un poco escatológico, pero es posible).

Otro de los grandes temas que abunda en las cartas al director es el relacionado con la religiosidad de la población. Se puede leer, directamente o de manera latente, en cientos de cartas. Desde la señora que da las gracias por la promesa cumplida al haberse curado su hijo después de haber caminado de rodillas (¿se puede decir algo asi?) desde su casa hasta la iglesia de sabediosdónde, pasando por el enardecido ciudadano que maldice a los que han tenido la idea de crear la asignatura de "Educación para la Ciudadanía", argumentando que su libertad se ve coartada al no poder elegir que su niño estudie religión (católica, por supuesto), aunque supongo que no se le pasa por la cabeza enviar al crío a un colegio católico y pagar por su elección, si no que prefiere que seamos todos los ciudadanos de este estado constitucionalmente laico los que le paguemos al niño sus clases. Está claro que su elección se ve coartada hasta donde alcanza el radio de sus neuronas, o sea, muy muy cerquita de su egoismo innato.
La quintaesencia de este tema viene dada por el titular que acompaña, año tras año, a la procesión que en agosto invade la ciudad para honrar a su patrón. El titular , con minúsculas variaciones, siempre es el mismo. "La ciudad reafirma su devoción por su santo patrón". ¿La ciudad?. Que yo recuerde, somos unos 400.000 habitantes, y en esa procesión nunca hay más de 15000-20000. Así que la única explicación que se me ocurre es que alguien de la SGAE ha registrado el titular de las narices y se está forrando.

Y finalmente, para ir terminando, están los que se quejan de que nuestra alcaldesa se preocupa más de las flores, los adornos y de peatonalizar toda la ciudad que de los problemas reales de los ciudadanos. Esto no deja de ser curioso, porque examinando las hemerotecas de hace diez años o menos, uno se encuentra con las consiguientes quejas de los ciudadanos sobre el lamentable estado de nuestra ciudad, con frases tales como "esto parece Beirut después de un bombardeo" y cosas por el estilo. Así que, al final, tenemos una ciudad que cada día es más amable con sus habitantes, por la que se puede pasear con tranquilidad, en la que, o al menos a mí me ocurre así, el problema no es la ciudad en sí, sino más bien algunos de sus habitantes, que a partir del mes que viene va a acoger la CowParade , sin ir más lejos, y de la que, como siempre, habrá quien maldiga, se queje, no le vea la "utilidad" y se decida a descargar todas sus úlceras y malas pulgas en alguna carta al director.




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