Estaba tomándome el café hace unos minutos y era el tema estrella del día. Los chavales vuelven al cole, y todos los padres y madres de la cafetería parecían la mar de contentos. El comentario más escuchado era el consabido "si es que dos meses y medio de vacaciones...es demasiado tiempo".

Se les debería caer la cara de vergüenza. Hoy ha sido uno de esos días en los que no me he podido contener y lo tuve que soltar en medio de la cafetería. Y lo mejor de todo es que nadie sabía qué decirme ni qué responder. Porque...vamos a ver...Cómo narices puede esta gente tener las santas narices de quejarse todos los años cuando vuelven de su mes de vacaciones, diciendo que no les han llegado para nada, que es poquísimo tiempo, que ojalá trabajasen un mes sí y otro no...y al minuto quejarse de que sus hijos tienen demasiadas vacaciones?¿?¿

Hay una vieja frase que dice que la gente te adorará si creen que les estás haciendo pensar...pero que te odiarán si realmente les haces pensar. Pues esta mañana creo que mucha gente me ha odiado un poquito. Creo que les jorobó bastante el oirme decir algunas cosas, como que ya no se acordaban de cuando eran unos críos y los dos meses y medio o tres de vacaciones les sabían a muy poco. Y, lo peor de todo, lo que más me fastidió de todo el tema, es que todos se quejaban porque estaban deseando tener la casa vacía. No sabían qué hacer con sus hijos de vacaciones. De hecho, esto es lo que más miedo da. La gente tiene hijos y no sabe qué hacer con ellos en casa. Tienen que enviarlos a un campamento de verano (que me parece genial, los chavales tienen que estar con otros chavales), tienen que buscarle una academia para el verano aunque realmente no la necesiten, etc. La interacción con los críos llega a niveles bajo cero durante la práctica totalidad del año.

Pero bueno, ya se ha terminado el sufrimientos. Los críos han vuelto al cole. Ya tienen tiempo para dedicarlo a ver los programas de marujeo por las mañanas o por las tardes (las actividades extraescolares después de la comida, que gran invento...), o para ir a jugar al tenis, o para poner la excusa de la reunión de trabajo y no acudir a comer a casa....

Todo vuelve a la normalidad.

Qué miedo de normalidad.