Cuando quedo con mis amigos, normalmente es para cenar, o comer, o tomar unas cervecitas. Al igual que en el siglo pasado, nos juntamos para disfrutar los unos de los otros, en el buen sentido, por supuesto, y eso, hace años, se entendía o se definía como "arreglar el mundo". Sí, lo sé, sigue sonando utópico e ilusorio, pero básicamente se refiere a esas encarnizadas charlas en las que uno opina "A", el otro opina "B", nadie cede y la noche avanza, primero con cena, después con cervezas, después sentados al calor de la noche de verano.

Gracias a lo que sea, seguimos manteniendo esa buena costumbre. Han habido incorporaciones a nuestro grupo, y bajas, y aún así, la buena tradición se mantiene. Por supuesto, todo tiene cabida, desde las últimas elecciones, pasando por una película, una imagen, un tono de voz, un buen día, un mal día, lo que sea. Todo tiene cabida en una mesa, delante de una cervecita o paseando por la calle.

De la misma manera que muchos días paso caminando por un "mirador" cercano a mi casa, desde el que se contemplan anocheceres increíbles, y compruebo con desilusión que nadie parece apreciarlos, o al menos, muy pocos lo hacen, me da la sensación de que se habla poco, o mucho menos que antes. Veo las mesas alrededor nuestra en el restaurante y apenas se hacen comentarios. A veces me quedo ensimismado contemplando parejas o amigos que ni siquiera se dirigen la palabra o que lo hacen muy brevemente...Es algo que me ha desconcertado siempre.

Lo comento con otras personas y coinciden, con lo cual no puede ser manía mía.

La gente ya no habla?. Ya no disfruta con una buena conversación?. En la era de Youtube, de las imágenes frenéticas, parece que las películas de Woody Allen, por poner un ejemplo, no tienen demasiada cabida en un mundo que se mueve al ritmo que marcan las imágenes, la aceleración que todo el mundo ve y olvida al minuto siguiente.

Son imaginaciones mías o cada vez somos menos los que no tenemos miedo a que amanezca o a perder horas de sueño si la conversación lo merece?.