Pero hay palabras que, si no se acentúan, dan lugar a engaño, equívoco...y a mucha gente, incluida nuestra querida autoridad competente, esto parece importarles una mierda. Véase si no el gracioso texto , en gigantescas letras mayúsculas, que se puede leer sobre el remodelado Teatro Colón en La Coruña. Ahora, gracias a sabe Dios quién, se ha pasado a llamar Teatro Colon. Sí, léanlo bien . Colon, no Colón. Suena vagamente anal, verdad?. Pues, a un lado del cartelito, en letras bien mayúsculas también, nos encontramos con que ese edificio es de la Deputacion (Diputación en gallego) de La Coruña. No es de la Deputación, es de la Deputacion. Sin tilde en la "o" se convierte en otra palabreja extraña, entremezcla de prostitución y señor hablándo con hipo o algo así.
Buscando en google una imagen para añadir a esta entrada, he escrito "colon", sin acentuar. Ni una sola vez me ha salido un teatro, así que he optado por incluir la imagen que podéis ver un poco más arriba. En cualquier caso, me parece que es la única que se merecen los señores de esa Deputación mal escrita, mal gestionada, mal todo. No voy a hablar aquí de lo mucho que jode que , encima, estos errores vengan acompañados de una institución gestionada con dinero del contribuyente, porque eso es algo que podemos ver todos los días en cualquier esquina de nuestras ciudades. Pero jode mucho, pero mucho, mucho, ver como estos tipos, que pretenden darnos lecciones un día sí y otro también sobre los más variados campos, desde la escritura hasta la moralidad, no se dan cuenta de que la están cagando constantemente.
Pero bueno, no nos engañemos. La jodienda con las mayúsculas no se da solamente en el campo público. Desde publicistas hasta editoriales de renombre, muy pocos se dan por aludidos a la hora de acentuarlas. Los publicistas dicen que porque estéticamente no quedan bien si las acentuamos. Todos tienen alguna excusa. En la mayoría de los casos, ni siquiera se plantearon el acentuarlas en su momento.
Hay que joderse.
Así que, mejor, os dejo con una de mis frases favoritas, en este caso de Friedrich Schiller: Contra la estupidez, los propios dioses luchan en vano.
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