Y no, no me refiero al ministro este al que pillaron en medio de una orgía con reminiscencias nazis o cosas por el estilo...aunque bueno, los nazis si que tienen algo que ver en todo el asunto.
A veces, pocas, todos lo sabemos, se producen pequeños milagros en la historia del cine. Estoy hablando de esas películas que, vistas 20 ó 30 años después, nos siguen maravillando, nos siguen emocionando, siguen teniendo un puñado de escenas que nos ponen las piel de gallina. Este pequeño milagro de principios de los años 80, pero que vista hoy en día sigue siendo igual de válida que entonces, se llama En busca del Arca Perdida.
Por supuesto, todo esto viene a cuento porque esta semana es "la semana". De Indy. Huelga decir que ya tengo las entradas, y que llevo varios días tarareando , sin poder evitarlo, la musiquilla que acompaña al tipo del sombrero y el látigo en sus aventuras. Sombrero y látigo que, dicho sea de paso, se quedan en el camarote del barco en el que él y Marion escapaban de los nazis, así que todavía no entiendo cómo es posible que los tuviera en La última Cruzada...(¿tendrá Indy un armario repleto de sombreros y látigos ,como Batman de armaduras?)
Evidentemente, eso da lo mismo. En unos días, pocos, aunque largos, habré vuelto a mi niñez durante un par de horitas, aunque claro, hoy en día con una imagen mucho más nítida y un sonido atronador. Solo espero que esta secuela esté a la altura de las anteriores, que me gustaron un poco más o un poco menos, aunque nunca estuvieran a la altura de la original. Quizás lo que ocurre es que, en mi mente, tengo como favoritas "escenas" de las tres, y no podría decir que una en concreto sobresale por encima de la otra, aunque el conjunto que mejor esté "armado" , a mi parecer, sea el primero. Pero ese final con Indy dando un "salto de fé", esa pelea final en el puente colgante, la persecución de los camiones, o la del tanque, o la de las carretillas en la mina....Todo se entremezcla en mis recuerdos devolviéndome emociones que solamente un chaval puede apreciar en toda su magnitud. Por eso, por encima de todo, espero poder volver a emocionarme.
Como antes.
Aunque, como se suele decir, una imagen vale más que mil palabras. Así que...a disfrutar.

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