Últimamente me ocurre que el invierno empieza a hacer mella en mi. Y lo noto, lo percibo más de lo habitual. Es algo que ocurre cuando, constantemente, los días son oscuros, llueve, hace viento y frío, uno siente que la pereza para salir a correr, a pasear, incluso hacer la compra, le invade.

Aunque soy de naturaleza optimista, a veces cuesta un poquito más. Esta semana, el próximo domingo, tengo una carrera, una media maratón. Estoy deseando correrla, siento el cosquillero, los pequeños nervios (no tantos como la primera vez, pero unos pocos sí, aunque esta vez por otros motivos), esa cosa en el estómago que se puede confundir con las mariposas....Y, sin embargo, siento que me encontraría mucho más...lleno de energía si saliera el sol de una maldita vez, dejara de llover, dejara de hacer frío y apareciera la dichosa primavera. Ya sé que es pronto para eso....pero empiezo a añorarla de verdad.

Menos mal que la predicción del tiempo me recuerda que este fin de semana hará un tiempo inmejorable, soleado, casi con un poco de calor. No se puede pedir más para una carrera. Ni para un fin de semana. La combinación perfecta. Supongo que son ese tipo de cosas las que ayudan a sobrellevar un martes que acaba de empezar, frío, lluvioso, nublado...cansino, que diría el otro.

Cómo cualquiera que lea esto puede comprobar, esta es una anotación que no va sobre nada, más allá de escribir un poco mientras va pasando la mañana. No es una anotación que recordaré dentro de unos meses, y hasta se podría decir, no seré yo quien lo niegue, que es una anotación un poco de relleno. Pero bueno, también lo es sobre mi estado de ánimo en esta mañana gris, y quizás también sobre la proximidad de una carrera que me hace mucha ilusión.

Ojalá que desde el ventanal que tengo enfrente no llegase hasta mi la imagen de una calle gris, aunque por lo menos ahora ha parado de llover....

Espera. Creo que puedo ver un claro y el cielo azul entre las nubes...